Ese domingo, temprano, cerca de las 9:15, fuimos 51 malayos los que desafiamos al Cerro Cepo, camino a la Parva. Nuestro grupo no llegó a cumbre, estuvimos muy cerca, pero fue una excelente jornada de compartir como es usual con los malayos. Regalo pues algunas espontáneas de una jornada maravillosa, con el sol de marco y el vuelo de algún cóndor revoloteando!
Esta imagen muestra lo bondadosa que es nuestra cordillera, acogiendo en su centro, la vertiente de vida para los habitantes... animales, los arrieros, y por supuesto los hombres y mujeres de la montaña.
El sol fue marcando la pauta, entregando el ingrediente principal para extraer en la ruta los colores de cada paso, de cada rostro, de cada malayo. Una jornada no excenta de dificultades del andar, pero sólo por falta de entrenamiento. El compartir estuvo excelente, la conversa divertida, hubo reencvuentros con malayos de otrora y hoy. Una nueva sabrosa aventura.
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