En nuestra tercera jornada de aclimatación al Plomo, partimos la velada del 1 de enero, celebrando con manjares de bienvenida del nuevo año, Eliana, la dueña del refugio que nos albergó, Edgardo y yo. Don Gusta tuvo que bajarse de la empresa por razones de salud (mejorables, pero que había que cuidar). Al otro día, nuboso y sin luz, partimos desde el andarivel caminando. Va una espontánea de Edgardo, con la sonrisa en el rostro, sin sospechar lo que deparaba la jornada.
Las nubes amenazaron toda la jornada y decidimos caminar y evaluar cada cierto trecho, para ver hasta dónde llegábamos. Eso sí, desde el comienzo decidimos que Federación no podría ser la meta por las condiciones climáticas. Y así fue que hicimos El Franciscano en primer momento.
A medida que avanzamos... decidimos que podríamos llegar a la Parva. El día se fue poniendo más nuboso y plumillas de nieve cayeron desde el cielo... entonces seguimos de largo hasta hacer el Pintor.
En la cumbre del Pintor, con un viento que calaba los huesos y los granizos que golpeaban en el rostro. La decisión era bajar lo antes posible. Pero hicimos la segunda cumbre de la jornada... así, cumplimos con la meta de seguir aclimatando. Ninguno de los tres sintió malestares... sólo hambre y frío.
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